lunes, abril 17, 2006

Encontré coto

No hay duda de que cuando estás destinado para algo, el mundo conspira a tu favor para que las cosas salgan.
Viernes por la tarde, después de despertar y sin plan alguno, me dispuse a poner un poco de orden en mi recámara y de paso a mis ideas. Tenía plan para esa noche pero las ganas eran pocas y lentamente me hacía presa de la hueva pero llegó mi hermana acompañada de una amiga y me animaron a salir. Terminé con los pendientes, me arreglé y las alcancé en el bar Hooka donde festejaríamos el cumpleaños de la mejor amiga de mi hermana, el ambiente no estaba de lo mejor y pintaba para aburrimiento pero un hecho inesperado le dió el giro a la noche:
Pasadas las diez de la noche, acordamos ir por Ximena a su cafetería para que estuviera con nosotras en el bar
22:30 en el café
Xime: a mi me invitaron a acapulco, de hecho, debería está allá es más, en lugar de ir al antro bien podría irme a la central de camiones y largarme ¿no quieren ir?
Debbie: sí, vámonos. Ahí está mi coche
intercambio de miradas buscando quién hiciera tercera
Xime y Debbie se dirigen a mi: qué onda ¿nos vamos?
Yo: mmm no tengo lana chicas si no, me iba.
Xime: eso es lo de menos, te prestamos. Ya, no se diga más, háblale a tu hermana y dile que tiene una hora para empedarse y salir del bar o inventarse cualquier pretexto porque nos vamos a Acapulco.
Le llamamos a mi hermana quien nomás no se hacía a la idea y pensaba que sólo era una más de mis bromas.
En cuestión de una hora pasamos a casa de Xime y Debbie por sus respectivas maletas, regresamos por mi hermana al bar y para no seguir con el cuento largo, a la una de la mañana ya estábamos agarrando carretera.
A las cinco de la mañana ya estábamos frente al Baby esperando a unos cuates de Xime, Erick y Alex.
Estuvimos haciendo varias llamadas para ver quién de nuestros cuates se apiadaba y nos daba asilo, al menos el chance de un regaderazo y cambiarnos pero unos se regresaban temprano y otros no tenían espacio. Terminamos pidiendo al encargado de recepción en el hotel que nos diera chance de cambiarnos en los baños y así fue, una hora más tarde estábamos en la playa ¿qué porqué tanto tiempo?
Paréntesis: Pues entre que una no estaba preparada para la ocasión, otra nomás no llegaba a un arreglo amable con el traje de baño, otra pasando el rastrillo en seco y una más amenizando el momento porque ella sí iba preparada y es que uno nunca sabe, mi abuela decía - Nunca salgas con los chones rotos hijita- y que bueno que le hice caso ja ja ja
Disfrutamos del amanecer y horas más tarde cuando el sol empezó a calar, nos metimos de contrabando al hotel Casa Inn donde disfrutamos del sol, los camastros y el agua fresca de la alberca. A esas horas aún no teníamos dónde quedarnos pero eso era lo de menos.
Seguimos disfrutando del día y después de preguntar precios en el hotel nos hospedamos total, ya habíamos gozado de sus intalaciones y no estaban tan mal ja ja ja
Por la noche salimos a cenar y a tomar un trago, regresamos temprano, cinco de la mañana je je je
Al otro día se supone saldríamos a primera hora y entre la desidia de irnos y la de quedarnos, se nos fue el día y decidimos disfrutar unas horas más de la alberca, nos enteramos que un tío andaba por allá así que pasamos a visitarlo y a disfrutar los últimos rayos del sol.
El regreso fue hasta las nueve de la noche, la mitad de la carretera estuvo completamente fluída pero el resto, estuvo cargadísimo. Hicimos cinco horas de camino.
Sin duda alguna fue una gran aventura.
¡¡¡Mil Gracias a las "roomis" la pasé genial!!!

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que bueno que la pasas bien, yo me fuí a León a visitar a una amiga. Oye, qué onda con las hamburguesas??? para cuándo??