lunes, febrero 06, 2006

Una cosa me llevó a la otra

El día parecía transcurrir como cualquier otro, en una lucha contra la flojera que me invadía, decidí salir con mi hermana y pasear a Lola. Fuimos a la colonia donde vivimos nuestra infancia y visitamos el parque “Masayoshi Ohira” (La Pagoda) no pude evitar la lluvia de recuerdos en mi mente. Entre ellos el del primer amor o quizá no el primer amor pero sí el de un novio que dejó huella. Los primeros besos y los primeros sentimientos de deseo adolescente. Es curioso como lo que antes te parecía maravilloso, enorme, sensacional, se convierte en algo simple y sin chiste. El parque no es lo mismo, de hecho, Yo no soy la misma. Sentí melancolía por esos días de juegos, quería regresar el tiempo aunque sólo fuera por un día. Volver a sentirme libre, despreocupada, feliz. Sí pones un poco de atención, notarás que por el momento no me siento de lo mejor. En los últimos días me ha invadido cierto enojo, enojo que sólo es la proyección de mi tristeza. Tristeza de sentirme sola, de no tenerte conmigo aquí diciéndome que todo estará bien, que sólo es cuestión de dejar que las cosas fluyan. Por cierto, ¿Porqué no estás aquí? ¿Qué fue lo que te hizo dejarme? ¿Qué te impidió luchar por mí? ¿Fue el miedo, falta de ganas, creíste que al dejarme ir me hacías un bien? ¿Por qué me hiciste tanto daño entonces? Disculpa que aún hoy día te reclame pero necesito respuestas, ya una vez te hice estas preguntas y otras más pero no fuiste convincente. Por más que trato, no logro comprenderte. Se supone que serías la persona que más me querría en el mundo pero cuando se quiere no se hace tanto daño ¿o sí? ¿Es válido dañar a quién se quiere? Sí eso es cierto, entonces qué extraña forma de querer ¿no? NO, me niego a aceptarlo. Bastaba que demostraras con hechos tu amor por mí, hablabas mucho pero poco hacías, te perdí la confianza, dejé de creer en ti. Me fallaste. Escribo esto porque necesito sacarlo, no puedo vivir con esta mierda en el corazón, mi alma se pudriría si lo dejo ahí. Cuando no comprendes las cosas, las abandonas y eso nos pasó. No sé si todo lo que me hiciste fue para alejarme y hacer menos dolorosa mi partida, algo así como dejarlo en mí y librarte de culpa pero… si así fue, entonces ¿por que reclamas mi presencia? ¿Ahora me vas a decir que te arrepientes? Es tarde ¿no crees? La distancia hizo lo suyo, yo traté cada día de sacarte de mi vida, un día me di cuanta de que eso no es posible, y después de una lucha interna te enfrenté. Hice todo lo que pude por volver a estar cerca de ti pero tú no respondiste, parece que de nada sirvió lo que te dije. Odio los días como hoy en los que te extraño, odio no poder desprenderme de este sentimiento de abandono pero sabes, ya no más. Le doy fin a este dolor. Yo no voy a cargar con tus maletas ni con tus demonios, corté esas raíces. Decidí una vida diferente, lucho cada día porque así sea, hago todo por no repetir tu historia y no lo hago mal. Mi vida es otra, mi futuro también. El día de mañana cuando la vida decida facturar el saldo será a mi favor. Odio extrañarte carajo, no lo mereces, tampoco mereces estas líneas y sin embargo las escribo para decirte ya no más ruido taladrando mis sentidos, no más ganas de tenerte junto a mí, no más lágrimas por ti. Te digo adiós sin disfraz de hasta luego. Finalmente, tus motivos habrás tenido.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Eso es, sácalo todo, escúpelo como bola de pelos. Y si necesitas algo, recuerda que acá estamos.

Anónimo dijo...

Amiga, espero que esto sólo sea de esas cosas de ficción que sueles escribir. ¡¡Animo!! se te quiere

Rizo dijo...

Como diría Aerosmith: Let it go, let it go, let it go...